Ya han pasado 16 días de este 2007, ya estamos en el día 17, en algunos países como México y España (o al menos en algunas de sus ciudades) se acostumbra la noche previa al inicio de un año nuevo, la noche vieja, comer 12 uvas que coincidan con las 12 campanadas del primer minuto del nuevo año.
Mientras se comen, se formula un deseo o propósito por cada una de esas uvas, sumando al final 12 deseos o propósitos... 12 promesas.
Una promesa para cada mes del año, demasiado complicado si me preguntan.
A mi me parecía divertido y esperanzador cuando era niño, pero sobre todo divertido, porque toda la familia, además de hacer ese “ritual” que no se de donde salió, e intentar lograrlo sin atragantarse y morir asfixiado por una uva gigante, comerlas y formular todos esos deseos que después se vuelven propósitos y si se interacciona con alguien mas se convierten en promesas, todo esto en menos de un minuto.
Yo ya no hago esto, me parece tan solo una costumbre graciosa, ya solo me como las uvas y si acaso pienso en algo que tengo pendiente por hacer y me digo que la haré, pero ya esta, nada mas.
Soy optimista dentro de mi pesimismo, se que las cosas no son fáciles, que las circunstancias externas a uno y que no se puedan controlar, definen en gran medida lo que pasara al final; se debe de improvisar y modificar los planes a cada cambio externo.
En fin, inicia un nuevo año, eso nadie lo puede evitar, sufriremos y gozaremos, lo cual es lo divertido de todo esto.
Del año que termino me queda sobre todo mucho amor de gente que tuve la oportunidad de conocer, a algunos los veré mas que a otros, pero se que me quieren y les quiero.
Aprendí mucho, de ellos y de mi, interactuando con cada uno. Los extrañare mucho, extrañare las ciudades donde viven y que tuve fortuna de visitar, pero se que volveré en algún momento de mi vida.
Mientras se comen, se formula un deseo o propósito por cada una de esas uvas, sumando al final 12 deseos o propósitos... 12 promesas.
Una promesa para cada mes del año, demasiado complicado si me preguntan.
A mi me parecía divertido y esperanzador cuando era niño, pero sobre todo divertido, porque toda la familia, además de hacer ese “ritual” que no se de donde salió, e intentar lograrlo sin atragantarse y morir asfixiado por una uva gigante, comerlas y formular todos esos deseos que después se vuelven propósitos y si se interacciona con alguien mas se convierten en promesas, todo esto en menos de un minuto.
Yo ya no hago esto, me parece tan solo una costumbre graciosa, ya solo me como las uvas y si acaso pienso en algo que tengo pendiente por hacer y me digo que la haré, pero ya esta, nada mas.
Soy optimista dentro de mi pesimismo, se que las cosas no son fáciles, que las circunstancias externas a uno y que no se puedan controlar, definen en gran medida lo que pasara al final; se debe de improvisar y modificar los planes a cada cambio externo.
En fin, inicia un nuevo año, eso nadie lo puede evitar, sufriremos y gozaremos, lo cual es lo divertido de todo esto.
Del año que termino me queda sobre todo mucho amor de gente que tuve la oportunidad de conocer, a algunos los veré mas que a otros, pero se que me quieren y les quiero.
Aprendí mucho, de ellos y de mi, interactuando con cada uno. Los extrañare mucho, extrañare las ciudades donde viven y que tuve fortuna de visitar, pero se que volveré en algún momento de mi vida.
Hace bastante tiempo que no escribo en el sicoblog reflexiones, ya que me es harto complicado explicarme y transcribirlo para ser lo suficientemente claro con quien lo lea, sin embargo tengo la fortuna que la mayor parte del tiempo, quien lo lee solo soy yo.
Para quien lo lea, pero sobre todo por si lo lee alguien muy especial, te deseo muy feliz 17 de enero de 2007.
Si con solo desear se pudieran cumplir las promesas todo seria mejor, sin embargo casi nunca es así.
Espero que este año pasen cosas geniales e increíbles, ya pase por un atentado terrorista en una aeropuerto, la boda de mi mejor amigo, me rompí el hombro patinando, cruce el charco, la rebelión de unas aves que no vuelan, una detención por sospecha de narcotráfico, un asalto a mano armada con la mano armada apuntando a mi cabeza, el derrocamiento de un presidente... pero sobre todo haber hecho muchos queridos amigos.
Hasta pronto, aun tengo que terminar de “aclimatarme” a mi ciudad, a mi familia y amigos, pero sobre todo a mi mismo.
Les deseo felices trazos...
